omi la cotilla

      Mientras su papa hablaba con uno amigos en el salón. Omi se metió debajo de la mesa para oír lo que decían esas reuniones tan secretas de cosas de hombres.  El misterio que flotaba a esas reuniones era mucho.  Porque mas que amigos también eran comp
      añeros de trabajo.  


   Omi de pronto oye: ¡ tus manos valen oro¡. 
Omi penso que si su papa era medico que tenia que ver el oro en todo eso.   Si era su mama la que llevaba esos enormes anillos de oro.  Salió sutilmente de  debajo de la mesa, sin darce cuenta que tiraba el mantel con todo lo que había en la mesa.
  El padre se levanto y la cogió del suelo. ¿Qué pasa Omi? ¿Qué hacías ahí debajo?.
   Omi grita: porque tienes las manos de oro.  


Papa dice:  jajajajajaja  porque puedo salvar vidas Omi.  Y puedo coger una aguja, o un saco de patatas o tomarte en brazos, o acariciar tu suave rostro. 
  Omi ya más tranquila se fue.   Por la noche le volvió a dar vueltas al asunto mientras miraba sus pequeñas manos.   Y mientras su única labor era dormir, se puso a decir:  deditos, deditos,  ¿qué hacéis por mi?.  Y mientras mas los miraba, mas dudas le surgían.  Porque tienen uñas, porque se doblan,  porque son cinco,   porque son de tamaño diferente, porque su piel es diferente.
       El caso es que mientras tanto nota como si los dedos le hablaran.  Omi abrió los ojos tan  grandes. No podía creer lo que estaba oyendo y viendo.   Los dedos le estaban hablando.
Y consolando.  No te asustes.


Omi dice: ¿cuándo aparecieron?


Dedos dice: siempre hemos estado aquí hablándote. Solo que es hoy por primera vez cuando nos escuchas. 


Omi cerro fuertemente sus puños para no oír nada de lo que creía oír.   Y aunque los dedos solo le explicaron que estaban ahí para ser sus amigos y jugar con ella, y trabajar juntos.  Omi les ignoro y en su desesperación, no encontró nada mejor que ponerce unos guantes. Y así acallar a esos dedos que le hablaban.  


     Y así Omi se durmió varias noches.  Una noche Omi les miro pero los dedos no le hablaron. Por miedo a ser envueltos nuevamente.  Hasta que Omi no les hablo ellos no aparecieron. 


 Omi dice:   hola amigos.


Dedos dice:  nos taparas.


Omi dice: no, no, como se te ocurre.


Dedos dice: que nos harás entonces:


Omi dice: solo quiero conocerles, y saber como son y por que me habláis.   Y que sean ustedes mi mano de oro.


Dedos dice:   jajajajaja  como los dedos de tu padre, pero eso no depende solo de nosotros. También debes, conocernos y estudiar mucho y veraz como somos de oro.   Y así hablaron hasta muy tarde.  




Omi procuro que ese día pasara muy rápido y como nunca se acostó ¡temprano¡. Esa noche Omi les dijo.  Bueno vosotros sabes como me llamo.   Pero yo no se como se llaman ustedes. 


Y así comenzó la presentación.
El mas pequeño dijo yo soy   Meñique.   Es el mas tímido de la familia, dijo Hola tras  una boina que le cubría los ojos. 


El siguientes era el vanidosos, dijo yo soy el del Anillo, el anular.    Así es que siempre debo estar impecable. 


El otro dijo yo soy el sensible porque trabajo con tu corazón.  Pero soy muy fuerte. 


El otro dijo yo soy el índice.   Era el que llevaba la iniciativa en todo, el mas hablador, y cancherito de todos.  Yo soy el que le indico a mis hermanos que hacer, y cuando. 


Y el de blanco es el cocinero se llama pulgar. Y es el que se encarga de que hagamos todo impecable y nos da estabilidad.


Y los de la mano izquierda también son nuestros hermanos dice el índice pero ellos actúan diferente así es que ya los iras conociendo.   


Hicieron un trato,   nosotros no hablamos de día  y te ayudamos en todo.   Solo que cuando llegue la noche debes jugar con nosotros y contarnos todas tus aventuras.  


   Y Omi solo decía que sí, a todo.  Ahora se porque sois de oro. 
Y se juraron amistad eterna hasta la muerte, y por la eternidad.
   Fueron los mejores amigos que hasta ese momento, se dio fe.


Y Omi fue la niña más feliz de conocer a sus deditos.